El gigante de inversiones Fidelity Investments ha dado un paso significativo hacia el mercado de las criptomonedas al presentar una solicitud ante la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (SEC) para lanzar un fondo cotizado en bolsa (ETF) de Ethereum (ETH). Este movimiento señales el creciente interés en las criptomonedas como clase de activo invertible, ampliando el espectro de productos financieros disponibles para los inversores.
La novedad de este ETF es la propuesta de staking, es decir, la posibilidad de stakear una parte de los activos del fondo. Esta característica, aún poco explorada en los productos de inversión tradicionales, destaca por ofrecer una nueva vía de ingresos potenciales a los inversores, al tiempo que introduce riesgos adicionales al panorama general.
El ETF propuesto cotizaría en la bolsa Cboe BZX, y Fidelity Digital Assets actuaría como custodio de las tenencias de Ethereum. Aún no se han revelado detalles sobre la infraestructura. replanteo para ser empleados, dejando un velo de misterio sobre futuras operaciones.
La incursión de Fidelity en el mundo de los ETF de criptomonedas no está exenta de desafíos, principalmente debido al marco regulatorio actual. La solicitud destaca que las regulaciones actuales, tanto en los Estados Unidos como en otros territorios, pueden influir negativamente en la operativa y el estatus legal del fondo. En concreto, la Ley de 1940 surge como un punto crítico, ya que establece directrices estrictas para los fondos de inversión, centrándose en la protección de los inversores y la transparencia operativa.
Estos estándares regulatorios, junto con otra legislación pertinente al sector financiero, constituyen la columna vertebral de la regulación de fondos en Estados Unidos. La Ley de 1940, en particular, exige que los fondos mutuos limiten su apalancamiento y mantengan reservas de efectivo adecuadas, aspectos que pueden afectar directamente la gestión y la estrategia del ETF de Ethereum.
Además, la posición ambigua de SEG En Ethereum, debatir si constituye un valor financiero añade una capa de incertidumbre al proceso. Además, la tributación de las recompensas por apostar sigue siendo un tema confuso, lo que plantea interrogantes sobre el tratamiento fiscal de estas operaciones para los inversores.